2.9.09

Miguel Ángel Petrecca

Vetas relumbrantes y escurridizas como una anguila,
filones que corren bajo tierra en zigzag
sueña el minero y al despertarse aun olfatea
en el aire el tesoro deshecho con el sueño,
el seminarista eyacula dormido y el agricultor,
inquieto, divisa en el horizonte del sueño
colores que son sin duda para su cosecha
señal de ruina, patrullas municipales sigilosas anoche
fumigaron contra los mosquitos en el parque.
Mientras una ola polar se prepara hace días
para invadir la ciudad yo duermo destapado
dando vueltas en la cama, soñando con el río
turbio que corre entubado bajo mi calle.

(de El Maldonado)