El que no provee a su mantenencia
ni yace en la noche con fembra plazentera
el que empotrada en el ojo como caja
y supurante pústula de leproso
lleva la imago antigua de infantil trauma;
ése que ve llover dentro y fuera,
ése que ve la alfombra mohosa,
ése que ve la alfombra indígena mohosa,
ése que ve los dibujos abstractos, los hilos de colores,
criar flora siniestra en el propio piso de su estancia;
aquel que al dormir no descansa y en la vigilia
no labra, aquel de ras malo y altura símil:
no tiene lugar entre los justos ni asiento
entre los réprobos sino estaca en la cual encularse
y pensar así de vago y de delicuescente
en el mar, la montaña, la pradera y el riacho
pintadas con mano maestra por el arcipresete
también penado que con sus cuitas
arte hace, no palotes.
(de Rosario)