Cuando voy hacia el pueblo, temprano, a través de los prados, con el cesto y las jarras, y el rocío prende sus fósforos y quema toda la hierba, y el manzano sostiene como pesadas mariposas de colores, todas sus manzanas y peras, ya vidriadas y abrillantadas, y todos los hongos están confitados, desde la sombra de algún tronco, veo andar a aquel desconocido, al hombre nocturno, al de la cabeza de liebre.
(de Magnolia)
Pájaros en los alambres de la tarde,
pasa el ferrocarril que lleva los ganados a la feria,
no sé cómo viene tan cerca de la casa,
cruza los ramajes, los lirios, las arvejas,
en medio de los trigos que abren las manos con hostias
perfumadas.
Hasta que la noche,
sus tules y sus fósforos,
caen al fin.
Mamá tiene pocos años y sombrero rojo,
pero sus miradas pintan de violeta
el porvenir.
(de Clavel y tenebrario)