4.8.09

Daniel García Helder - Supermercado Makro

No es cierto que la emoción perdure.
Más chance de perdurar tiene la decepción,
pero tampoco. Esto es un puente,
cuando todavía no es de noche
de aquel lado parpadea un letrero de neón.
Hay una playa de estacionamiento,
unos pocos autos, una cúpula de hierro.
Se corta el chorro de mucosa que lanzaba
un canalón desde lo alto a un pozo;
suena ahora un silbato, ya no suena.
Las fases de la luna era el tema cuando entramos
hace un rato a una iglesia que se impone
por altura y estilo a las barracas del sur;
bajamos a la cripta donde ardía un mechero
y en los vitrales tocados por la última luz
nos pareció ver que un rostro
a punto de asomar se disipaba.
Así también, sobre estas negras aguas drogadas
ningún espíritu puede agitarse
ni descollar entre nubes el reflejo
de las siluetas que cruzan el puente.
No hay, por genuina que sea,
entre las torres de hormigón que allá en el fondo
suben al cielo, impávidas, una sola
que el roce de un ala no pueda derribar.

(de El guadal)